Para poder llevar a cabo la labor de educar, pienso que debemos tener la disponibilidad y la apertura para enfrentarnos a la diversidad con que cada año nos encontramos, con cada persona, con cada capacidad, con cada situación familiar con la que recibimos a nuestros alumnos, cada expectativa, todos los instrumentos y estrategias de las que disponemos y pensar que cada uno de nuestros estudiantes es único e irrepetible, además que nos que nos debemos manejar con mucho respeto, además de no olvidarnos que somos formadores. La tarea de educar es muy bonita, noble y regocijante , sobre todo, cuando se nos queda grabado, cada momento trabajado, con algunas actividades y/o algunas frases. Y cuando al paso del tiempo nos reencontramos en algún momento en la vida con algunos de ellos, y nos saludan, nos recuerdan eso nos llena especialmente.
Tengo apenas 14 años trabajando como docente y son tantas las experiencias y reflexiones que me ha brindado esta agradabable y maravillosa labor.
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